Existe, según la tradición de los antiguos, un lugar mágico en el que se combinan olores y sabores, costumbres y tradiciones, y sobre todo, está lleno de color.
Para iniciar un viaje a su interior, puedes hacerlo a través del realismo mágico en las letras de Elena Garro, en el misticismo al que te lleva Rosario Castellanos o conocer como se enamoran a través de Jaime Sabines.
El sabor de esta tierra lo encuentras en la alegría de sus habitantes, capaces de reírse hasta de la muerte; lo mismo que en su cocina, en sus tacos, en el mole, en los frijoles y en el chile verde que le da sabor al caldo.
El color puedes hallarlo en los grandes muralistas del siglo XX, en Frida Kahlo o en el papel amate de Xalitla, pintados por artesanos en un oficio aprendido de generación en generación. Su paisaje es diverso y a través de él puedes conocer parte de su historia, pues su geografía cuenta desde un desierto extenso hasta una selva lacandona que se resiste a perecer a manos de aquellos que se dicen civilizados.
En tiempo de adversidades, sus mujeres sacan la casta para levantarse y luchar día a día, como si el abuelo Cuauhtémoc permaneciera en ellas, esperando a despertarse de nuevo. Lo puedes encontrar en las adelitas al lado de sus generales, en la fuerza de Rosario Ibarra y en la bravura inquebrantable de la comandante Ramona; incluso en personajes como la Chorreada, que ya forman parte de su identidad nacional.
Las crisis internacionales parecen no hacerles mucho, y al mismo tiempo les afectan tanto, pero a pesar de la carestía y de la lucha diaria de pensar qué voy a llevar de comer a mi casa, su alegría no cesa, ni su doble sentido, y mucho menos el corazón generoso que gustoso comparte su abrigo con los familiares que con los amigos.
Su bandera es la más bonita del mundo, nació en una tierra pródiga y llena de hombres ilustres. El nombre de este lugar mágico es México, y se siente muy bien pertenecer a él.
Para iniciar un viaje a su interior, puedes hacerlo a través del realismo mágico en las letras de Elena Garro, en el misticismo al que te lleva Rosario Castellanos o conocer como se enamoran a través de Jaime Sabines.
El sabor de esta tierra lo encuentras en la alegría de sus habitantes, capaces de reírse hasta de la muerte; lo mismo que en su cocina, en sus tacos, en el mole, en los frijoles y en el chile verde que le da sabor al caldo.
El color puedes hallarlo en los grandes muralistas del siglo XX, en Frida Kahlo o en el papel amate de Xalitla, pintados por artesanos en un oficio aprendido de generación en generación. Su paisaje es diverso y a través de él puedes conocer parte de su historia, pues su geografía cuenta desde un desierto extenso hasta una selva lacandona que se resiste a perecer a manos de aquellos que se dicen civilizados.
En tiempo de adversidades, sus mujeres sacan la casta para levantarse y luchar día a día, como si el abuelo Cuauhtémoc permaneciera en ellas, esperando a despertarse de nuevo. Lo puedes encontrar en las adelitas al lado de sus generales, en la fuerza de Rosario Ibarra y en la bravura inquebrantable de la comandante Ramona; incluso en personajes como la Chorreada, que ya forman parte de su identidad nacional.
Las crisis internacionales parecen no hacerles mucho, y al mismo tiempo les afectan tanto, pero a pesar de la carestía y de la lucha diaria de pensar qué voy a llevar de comer a mi casa, su alegría no cesa, ni su doble sentido, y mucho menos el corazón generoso que gustoso comparte su abrigo con los familiares que con los amigos.
Su bandera es la más bonita del mundo, nació en una tierra pródiga y llena de hombres ilustres. El nombre de este lugar mágico es México, y se siente muy bien pertenecer a él.
escrito de nixie Escalera, artista de mexico
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